A siete años de haberse aprobado el consumo recreativo del cannabis, el estado de California, en el oeste de Estados Unidos, no ha conseguido asestar un golpe al multimillonario mercado ilegal que sigue en alza mientras que la burocracia y los elevados impuestos asfixian a la industria oficial.
Buddakey, un chofer de ambulancia de Los Ángeles que fuma marihuana para lidiar con su ansiedad, suele comprar en el mercado ilegal por motivos económicos: “Las tiendas legales son muy caras”, justifica.
En una de estas tiendas, que incluso figuran en los directorios de Yelp o Google, la mala iluminación y las capas de polvo que recubren los tarros en los cuales está la marihuana no espantan a la clientela de todas las edades que viene atraída por el factor ahorro: 100 dólares por 30 gramos de hierba, que en los comercios con licencia costarían 135 dólares.
“La policía ha allanado esta tienda unas ocho o diez veces. Se llevan la hierba, nuestras cámaras y todo el dinero (…) Simplemente abrimos una hora o un día después”, explica un vendedor de 20 años en el local.
Fuente: AFP
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