Dinamarca aprobó de forma definitiva la Ley de Cannabis Medicinal (L135), que convierte su programa piloto en una iniciativa permanente dentro del sistema nacional de salud. Esta transformación, llega tras siete años de ensayos que han permitido atender a alrededor de 1.800 pacientes y dispensar más de 20.000 recetas desde 2018.
El proceso de elaboración de la ley incluyó una amplia consulta pública en la que participaron operadores daneses, pacientes y expertos, quienes advirtieron sobre el sistema de reembolso y otros obstáculos regulatorios que podrían limitar el acceso local a los tratamientos.
Sin embargo, y pese a las advertencias, la versión final de la normativa apenas introduce cambios sustanciales respecto al piloto, reproduciendo gran parte de su redacción y ámbito de aplicación original, lo que ha generado preocupación entre operadores como Stenocare y DanCann Pharma, que advierten sobre las dificultades para ajustar costes y procesos de reembolso.
Desde Stenocare, su director general, Thomas Skovlund Schnegelsberg, en declaraciones a Business of Cannabis, señaló que “básicamente, lo que está ocurriendo es que la redacción y el ámbito de aplicación definidos en el programa piloto se han copiado y pegado en la ley permanente” y advirtió que, de no abordarse estos desequilibrios, el sistema “está roto”.
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