Durante décadas, el cannabis ha estado atrapado en un purgatorio político, clasificado, vilipendiado y regulado como si fuera una peligrosa droga sintética de una sola molécula.
Pero cualquiera que haya visto más allá de la propaganda gubernamental o haya interactuado con la planta sabe más: la marihuana no es una “droga” en el sentido farmacéutico tradicional.
Muchos lo vemos como un nutracéutico, un producto botánico natural y complejo con un amplio potencial que pertenece a las manos de la gente, no al bolsillo de los conglomerados farmacéuticos.
Con las autoridades de EEUU considerando una posible reclasificación a la Lista III, muchos titulares la celebran como un “progreso”. Pero llamémoslo por su nombre: una medida a medias que mantiene al cannabis atado a un control federal innecesario. Si queremos una reforma real, la marihuana debe ser desclasificada, no reclasificada.
Fuente: elplanteo.com
