El K2, también conocido como Spice, es un producto sintético que intenta imitar los efectos del THC, el principal componente psicoactivo de la marihuana.
A diferencia de la marihuana natural, el K2 no proviene de la planta Cannabis, sino de una mezcla de sustancias químicas sintéticas diseñadas para unirse a los receptores cerebrales de forma más intensa que el THC.
A pesar de su origen artificial, el K2 se comercializa como una alternativa a la marihuana, generalmente en forma de incienso, pero con efectos mucho más peligrosos. Según la DEA, estos productos se venden sin advertencias claras sobre los riesgos para la salud, lo que genera graves preocupaciones sobre su uso indiscriminado.
Aunque el K2 es ilegal en muchos estados de Estados Unidos, incluido Nueva York, sigue siendo fácil de encontrar. La venta de este producto persiste en gasolineras, tiendas de conveniencia y comercios ilegales, especialmente en zonas con menos supervisión.
Las autoridades alertan que el K2 puede ser manipulado para eludir las restricciones legales, lo que complica su erradicación. A pesar de los esfuerzos de la DEA por confiscarlo, en 2024 se incautaron más de 900 tipos de marihuana sintética a nivel nacional, lo que demuestra el alcance y la persistencia de su comercialización.