Ciudad de México 6 noviembre._ Miles de inmigrantes que trabajan en plantaciones ilegales de marihuana en el sur de Oregon viven en condiciones miserables y en ocasiones son engañados y amenazados por sus jefes del crimen organizado.
La situación se ha agravado tanto en la región mayoritariamente rural y cercana a la frontera con California, en medio de un aumento de crímenes violentos y del robo de agua para las crecientes operaciones durante una grave sequía. Los condados Jackson y Douglas pidieron fondos estatales y otros recursos, incluido el despliegue de elementos de la Guardia Nacional, para hacer respetar de manera adecuada las leyes sobre el cannabis.
Muchas de las plantaciones ilegales de marihuana en la región operan bajo la apariencia de ser campos de cáñamo legales, pero sus cultivos tienen cantidades de THC —el componente que le da a la marihuana su efecto sobre el sistema nervioso— muy superiores a los niveles legales permitidos para el cáñamo.
Injusticia
Los reguladores estatales y la policía local se han visto abrumados por la cantidad de lugares de cultivo a escala industrial, que, según dicen, son cientos y posiblemente miles. Además, ahí laboran cientos de inmigrantes de manera clandestina.
No hay suficientes inspectores para revisar el contenido de THC en cada sitio para determinar cuáles son legales y cuáles no, han señalado las autoridades. Algunos sitios, que a menudo están custodiados por guardias armados, han negado la entrada a los inspectores estatales. La policía ha dicho que no tiene la capacidad de allanar todos los sitios sospechosos porque cada redada requiere una investigación y órdenes de registro.
Fuente: apnews.com