La industria del cannabis en Estados Unidos ha crecido a pasos agigantados, pero su progreso ha estado marcado por un complejo entorno legal, particularmente en lo que respeta a la publicidad.
A medida que el debate sobre la reclasificación del cannabis en la Lista III de la Ley de Sustancias Controladas (CSA) se intensifica, las empresas de cannabis se enfrentan a una serie de desafíos.
Estas dificultades no solo afectan a la industria dentro de Estados Unidos, sino que también tienen implicaciones directas para México, un país que está observando de cerca las políticas estadounidenses mientras avanza en su propio camino hacia la legalización.
Actualmente, el cannabis se clasifica como una sustancia de la Lista I, lo que lo coloca junto a drogas como la heroína y el LSD, consideradas como altamente peligrosas y sin valor médico reconocido.
Esta clasificación impone estrictas restricciones sobre la publicidad, lo que significa que cualquier anuncio que promueva la compra o distribución de cannabis puede llevar a varias sanciones, incluidas multas y hasta cuatro años de prisión, según el artículo 843(c) del Código de los Estados. Unidos.