Son 59 municipios denominados “amapoleros” y están ubicados en Chihuahua, Guerrero, Nayarit, Sinaloa, Oaxaca y Durango, donde entre 2003 y 2019 se registró en promedio una hectárea de amapola destruida por cada 38 hectáreas de cultivos legales sembrados.
Según organizaciones sociales, entre 2003 y 2019 se registró en promedio una hectárea de amapola destruida por cada 38 hectáreas de cultivos legales sembrados.
Especialistas del Programa Noria para México en alianza con México Unido contra la Delincuencia (MUCD) y el Centro de Estudios México-Estados Unidos de la Universidad de California, recorrieron durante 15 meses Guerrero, Nayarit, Sinaloa y Durango para producir datos inéditos acerca del cultivo de amapola.
Este miércoles presentaron el apartado “¿Por qué es crucial la amapola para entender la guerra contra las drogas en México? “, donde revelaron los 59 municipios “amapoleros” en México.
“Aunque la gran mayoría de los municipios amapoleros se encuentra integralmente dentro de subprovincias fisiográficas con relieve montañoso, algunos contienen territorios costeros o de muy baja altitud”, indicó el reporte.
Mencionaron que entre 2003 y 2019, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) registró destrucciones de amapola en 835 de los 2,465 municipios del país, y el gobierno de Estados Unidos estima que en 2016 nuestro país tenía 32,000 hectáreas de producción de opio, y 44,100 en 2017.
Indicaron que en cinco municipios se reportan superficies erradicadas que superan las 20,000 hectáreas en 17 años en Sinaloa, Durango, Chihuahua y Guerrero, mientras que en otros estados sólo se registran destrucciones inferiores a una hectárea entre 2003 y 2019.
En el estudio, investigadores como Irene Álvarez, Cecilia Farfán-Méndez y Paul Frissard Martínez, mencionaron que la amapola es una puerta de entrada hacia territorios emblemáticos de la guerra contra las drogas y las vidas de decenas de miles de familias del México rural.
Dijeron que México es uno de los mayores productores mundiales de amapola, y que la goma de opio que se extrae de la flor se transforma en heroína en México y se exporta casi en su totalidad a Estados Unidos y Canadá, donde abarca el 90% del mercado.
Sin embargo, advirtieron que esto no representa un beneficio para los campesinos mexicanos que la cultivan, ni tampoco combate la desigualdad en Chihuahua, Guerrero, Nayarit, Sinaloa, Oaxaca y Durango, porque la mayoría del dinero se queda con los intermediaros, legales e ilegales.
Mencionaron que la amapola lleva más de 70 años cultivándose por parte de campesinos en el llamado “Triángulo Dorado” entre las sierras de Sinaloa y Durango, y casi 40 años en Guerrero. Además de que son más de cuatro generaciones de habitantes que se dedican a la producción de amapola.