México 15 agosto._ Uruguay ve hoy florecer su industria de cannabis medicinal, que, pese a las barreras, crece «exponencialmente» de la mano de una «amplia gama» de productos.
Rodeado de detractores que vaticinaban un caótico escenario de inseguridad y «narcoturismo», el entonces presidente de Uruguay José Mujica (2010-2015) pidió al mundo en 2013 que le permitiera impulsar el «experimento socio-político» de legalizar la marihuana.
Aquel camino bosquejado como lucha contra el narcotráfico, que acaparó las miradas, evolucionó en casi una década hacia un mapa con bordes definidos y un horizonte con alto potencial comercial: la exportación de cannabis para uso medicinal.
La cofundadora de la plataforma de negocios Cannabis Business Hub (CBH) Mercedes Ponce de León, dijo que la industria del cannabis está creciendo «exponencialmente» en Uruguay, donde, sumadas las de cultivo, manufactura e investigación, se otorgaron 199 licencias a empresas.
«Se llevan invirtiendo más de 70 millones de dólares en cuanto al sector y, por ejemplo, de las 12 licencias de industrialización que hay 50 % son de capitales extranjeros y 50 % de capitales uruguayos», destaca.
Impulso
Si bien, a diferencia de otros pioneros como Canadá, Uruguay impulsó la marihuana recreativa antes que la medicinal, según Ponce de León, desde que comenzó a exportar flores para uso medicinal en 2019, los envíos, principalmente destinados a Europa, no han menguado.
«Si sumamos las exportaciones de cannabis medicinal y de cáñamo industrial, en el 2020 se exportaron 7 millones de dólares, en el 2021 8 millones de dólares y en lo que vamos del 2022 ya más de cuatro y medio millones; y se espera que siga creciendo», subraya.
NUEVOS HORIZONTES, VIEJAS BARRERAS
Mientras la emprendedora proyecta que el mercado global del cannabis, que en 2020 movió cerca de 30,000 millones de dólares, alcance a mover 200,000 millones para 2028, para el secretario general de la Cámara de Empresas de Cannabis Medicinal (CECAM), Daniel Macchi, las barreras prohibicionistas persisten.
Es que, dice, además de los problemas coyunturales para el comercio internacional derivados de la guerra entre Rusia y Ucrania, el cannabis afronta un panorama «complicado» de amoldarse a las estrictas normas globales.
«Estamos gobernados bajo las Naciones Unidas en este negocio, entonces hay ciertos tratados internacionales que hay que tener en cuenta a la hora del comercio de estupefacientes», atina.
Sin embargo, para Macchi, que participó este julio de la conferencia internacional de cannabis ICBC en Berlín, cada vez hay más naciones interesadas en estos productos medicinales, recetados para dolencias vinculadas a la quimioterapia, la epilepsia o la esclerosis multilateral amiotrófica.
«Podemos encontrar básicamente a Alemania como el principal mercado del mundo en términos de dinero y cantidad de pacientes que demandan productos en base a cannabis. Israel como segundo; España, que recientemente ha abierto sus puertas. Después está Japón, que se está sumando; están Australia y Nueva Zelanda», resume.
Fuente: EFE