La sintomatología que presenta el paciente con Fibromialgia puede tratarse con cannabinoides. Con sustancias de la misma familia química podemos tratar los diferentes síntomas de la enfermedad.
Es una indicación clásica el uso de cannabinoides para tratar el dolor, y básicamente se usa THC y CBD en una proporción o ratio de THC/CBD de 1/1.
La mayoría de estudios así lo confirman. Cuando el paciente ya utiliza opiáceos, es importante empezar con dosis bajas, y reducir las dosis de opiáceos en cuanto los cannabinoides aportan su efecto y el paciente lo nota. Hay que controlar la tensión arterial ya que cannabinoides y opiáceos son sustancias hipotensoras.
También estar atentos al posible estreñimiento que pueden aportar los cannabinoides. Pero los opiáceos son mucho más astringentes que los cannabinoides. En ambos casos sería el CBD más importante que el THC.
El CBD nos brinda un efecto antioxidante, ansiolítico y antidepresivo, y su efecto antiinflamatorio es muy útil en esta enfermedad, en la que encontramos múltiples focos inflamatorios en el sistema músculo esquelético.
Este efecto antinflamatorio se potencia con el uso de THC en la mayoría de casos. Su efecto analgésico se ve reforzado también por el uso de THC en diferentes proporciones, siempre priorizando que no aparezca el efecto psicoactivo del THC, que pueda limitar la actividad del paciente.
Además, el THC proporcionará un efecto relajante, que mejorará el efecto del CBD, para combatir el insomnio. La dosis nocturna puede ser diferente a las dosis diurnas tanto en cantidad como en proporción THC/CBD, siendo el paciente el que acaba de encontrar la dosis correcta, para inducir el sueño, por ejemplo, o las dosis analgésicas diurnas, en función de la intensidad del dolor y de la correcta tolerancia al tratamiento.
Siguiendo siempre los consejos del facultativo, por supuesto. Podemos usar cannabinoides y opiáceos juntos, es una cuestión de dosificación correcta para evitar interacciones.
A nivel analgésico, si se usa solo CBD, el efecto analgésico no es tan potente, como si asociamos THC, pero a veces puede ser suficiente, dependiendo de la intensidad del dolor. El CBD proporciona un efecto antiinflamatorio que también será útil. Por lo tanto, se recomienda el uso de CBD y THC para tratar el dolor, en una proporción de 1/1, siempre que el paciente lo tolere bien.
Sin embargo, el paciente no siempre tolera bien esta proporción, y es necesario comenzar con dosis mayores de CBD que con THC. Es posible comenzar el tratamiento con CBD solamente, valorar sus efectos, y luego estudiar la necesidad de combinar el THC en diferentes proporciones para el control del dolor.
La dosificación debe calcularse de acuerdo con el peso del paciente, y siempre deben excluirse las contraindicaciones, así como las posibles interacciones con los medicamentos ya prescritos. Por lo tanto, recomendamos el uso de THC y CBD en diferentes proporciones para tratar pacientes con fibromialgia.