A pesar de la idea errónea generalizada, las personas pueden volverse adictas al cannabis igual que a otras drogas, como el alcohol o la cocaína. A medida que más estados despenalizan o legalizan el cannabis, lo consumen más personas que nunca.
Según la Encuesta Nacional sobre la Salud y el Consumo de Drogas de Estados Unidos, en 2021, aproximadamente el 19 por ciento de los estadounidenses mayores de 12 años consumieron cannabis y casi el 6 por ciento de los adolescentes y adultos presentaron síntomas de un trastorno por consumo de cannabis, el nombre clínico de la adicción. (En comparación, cerca del 11 por ciento de los estadounidenses mayores de 11 años padecen trastorno por consumo de alcohol).
“La mayoría de las personas que consumen cannabis no tienen problemas relacionados con este y no van a desarrollar un trastorno por consumo de cannabis”, aseveró Ayana Jordan, profesora adjunta de Psiquiatría en el hospital Langone Health de la Universidad de Nueva York.
Pero, añadió, “solo porque se legalice el cannabis (y, de hecho, creo que debería legalizarse) no significa que no haya daños asociados”.
Las posibles consecuencias del trastorno por consumo de cannabis no son tan graves como en el caso de otras drogas como los opiáceos, en el que las muertes por sobredosis son una grave preocupación, pero la adicción al cannabis puede causar “una disminución drástica de la calidad de vida”, afirmó Christina Brezing, profesora adjunta de Psiquiatría de la Universidad de Columbia.
Se considera que padeces un trastorno por consumo si cumples al menos dos de los siguientes criterios:
Pérdida de control
Consecuencias interpersonales