«Ahora trabajamos a plena luz del día». Abdesselam Ichou cultiva legalmente por segundo año consecutivo cannabis para uso terapéutico en el norte de Marruecos, tras décadas de trabajar con «el miedo y la angustia» de la clandestinidad.
Marruecos, primer productor mundial de cannabis según la ONU, adoptó en 2021 una ley para enmarcar el uso industrial y médico de la marihuana, autorizando su cultivo y explotación en tres provincias desfavorecidas de la región del Rif.
El país busca así luchar contra el narcotráfico, posicionarse en el mercado mundial del cannabis legal e impulsar la economía en el Rif, donde se cultiva la planta desde hace siglos y es el sustento de entre 80.000 y 120.000 familias, según estimaciones oficiales.
«No me imaginaba que un día podría cultivar cannabis sin el miedo y la angustia de ser detenido, de ser robado o de no poder vender mi cosecha», explica a AFP Ichou, un agricultor de 48 años de Mansoura, en la región de Chefchaouen, al sur de Tánger.
En 2023, la primera cosecha de cannabis legal, a partir de semillas importadas con un nivel muy bajo de THC (molécula psicoactiva del cannabis), alcanzó 296 toneladas, según la Agencia Nacional de Regulación de las Actividades relativas al Cannabis (ANRAC).