El consumo de concentrados de cannabis altamente potentes, conocidos como “dabs”, ha aumentado significativamente entre adolescentes en Estados Unidos, lo que encendió las alarmas entre autoridades sanitarias y familias.
De acuerdo con un informe de The Wall Street Journal, el “dabbing” consiste en calentar extractos de marihuana a altas temperaturas e inhalar los vapores resultantes, lo que provoca efectos intensos e inmediatos.
El caso de Heidi Lawrence, residente de Longmont, Colorado, ilustra los peligros de esta práctica. Su hija comenzó a consumir dabs a los 14 años y, en menos de un año, desarrolló una fuerte adicción que la llevó a consumir cada media hora, desde los baños de la escuela hasta su dormitorio. “Fumar estos concentrados casi ha destrozado su cerebro”, relató Lawrence. A los 17 años, la joven ha sido hospitalizada en repetidas ocasiones y ha pasado por diversos programas de rehabilitación debido a problemas de salud mental vinculados al consumo de cannabis.