Los cócteles enlatados y otras bebidas con THC se están imponiendo, especialmente en los estados donde la hierba sigue siendo ilegal.
En 1939, seis años después de la derogación de la Ley Seca, Manuel Eskind recibió la tercer licencia para distribuir alcohol en Tennessee.
En la actualidad, Best Brands Incorporated, propiedad de la familia Eskind, vende vino, licores y cerveza por valor de unos 200 millones de dólares en todo el estado.
Ahora Jason Eskind, bisnieto de Manuel, cree que encontró una nueva área de crecimiento para Best Brands: las bebidas de cáñamo infundidas con THC.
«El negocio es realmente bueno, está creciendo exponencialmente», dice Eskind, que recientemente creó una empresa de distribución de bebidas independiente con su primo Ryan Moses que se centra en las bebidas con THC derivadas del cáñamo. Las bebidas de cáñamo lo suficientemente fuertes como para embriagar a la gente ya se convirtieron en una división de más de un millón de dólares para Best Brands. «Está en auge: cada día tenemos más clientes».
Actualmente, la marihuana es ilegal en Tennessee, pero su primo cannábico, el cáñamo, es legal a nivel federal y el estado regula y grava los productos psicoactivos derivados del cáñamo.
En 2018, el Congreso promulgó la Ley de Mejora de la Agricultura, más conocida como la Ley Agrícola, que legalizó el cáñamo.
La marihuana y el cáñamo son diferentes cepas de la misma planta -cannabis sativa L.-, pero el cáñamo, por definición legal, solo contiene un 0,3% de THC en peso seco, mientras que la marihuana se define como el cannabis que contiene más de ese umbral.
Fuente: Forbes