Con las elecciones presidenciales de noviembre acercándose, la candidata demócrata Kamala Harris ha puesto la legalización federal del cannabis en el centro de su campaña, posicionándola como una herramienta clave para promover la equidad racial y el crecimiento económico en Estados Unidos.
Junto a su compañero de fórmula, Tim Walz, actual gobernador de Minnesota, Harris ha presentado su “Agenda de oportunidades para los hombres negros”, un plan que incluye la promesa de legalizar el cannabis a nivel federal si son electos.
Este enfoque no solo busca corregir las injusticias del pasado, sino también crear nuevas oportunidades para las comunidades afroamericanas que han sido afectadas de manera desproporcionada por las políticas de criminalización del cannabis.
La propuesta de Harris se basa en la premisa de que el cannabis ha sido un motor de desigualdad racial durante décadas. Según la ACLU, las personas negras tienen 3.6 veces más probabilidades de ser arrestadas por posesión de cannabis en comparación con las personas blancas, a pesar de que las tasas de consumo son similares entre ambas poblaciones. En algunos estados, como Montana y Kentucky, esta disparidad es aún mayor.
Harris busca cambiar esta realidad mediante la legalización federal del cannabis, argumentando que, al hacerlo, se podrían desmantelar las barreras legales que han frenado a los hombres negros, brindándoles acceso a una industria que hasta ahora ha estado fuera de su alcance.