La marihuana (Cannabis sativa) es una planta originaria de Asia Central. Aunque a menudo se considera una sola droga, podría decirse más bien que son muchas, ya que esta especie vegetal se compone de múltiples cannabinoides con diversos efectos sobre el organismo.
Dos de ellos destacan entre el resto: el delta-9-tetrahidrocannabinol (THC) y el cannabidiol (CBD).
Relax vs. “colocón”
De forma simplificada, podría decirse que el CBD y el THC actúan de manera opuesta.
El CBD es un compuesto “relajante” y se considera que tiene escasos efectos adversos. Además, los investigadores indagan sobre sus posibles usos terapéuticos para el tratamiento de la abstinencia del cannabis, la ansiedad o los síntomas psicóticos.
El THC, el componente psicoactivo, produce el clásico “colocón”, risa y euforia, pero también ansiedad o síntomas psicóticos. Se trata, por tanto, del principal sospechoso de las consecuencias del cannabis para la salud mental a medio y largo plazo.
Lo habitual es que la planta de marihuana y las resinas –el hachís– contengan los dos compuestos (THC y CBD). Esto hace que el consumidor experimente la interacción entre ambos, sumada a la de otros muchos cannabinoides menos relevantes.
De hecho, la evidencia sugiere que la presencia de CBD en el cannabis ayuda a suavizar los efectos psicoactivos del THC. A más THC, más riesgo de efectos psicoactivos intensos y consecuencias adversas para la salud mental; mientras que a más CBD, mayor amortiguación de dichos efectos.